Actualidad Internacional: Feminismo

Los últimos cinco años del movimiento de mujeres y feminista en México

24/09/2023

Comisión de Mujeres del Movimiento Socialista del Poder Popular (MSPP)

Los últimos cinco años han traído tres acontecimientos fundamentales en la vida de las mujeres mexicanas: la pandemia mundial; la continuación de la violencia extrema por el crimen organizado en todo el territorio nacional; y las políticas del gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado por el presidente López Obrador. Como en el resto del mundo no desarrollado, la pandemia ha resultado en un incremento enorme en el desempleo entre mujeres y su mayor inclusión en las filas del subempleo. La violencia alcanza a las mujeres particularmente en la forma de un creciente número de feminicidios y el control de zonas enteras del territorio nacional por parte del crimen organizado, los tratantes de personas y traficantes de drogas, lo que además presiona a las mujeres a emigrar para evitar el peligro y el chantaje. El nuevo gobierno progresista ha tenido un efecto contradictorio: mientras la 4T ha traído avances en leyes y decisiones de la Suprema Corte (sobre el aborto y el derecho al matrimonio igualitario y al establecimiento de la identidad de género de acuerdo con la voluntad de cada quién), la creación y fortalecimiento de fiscalías para investigar delitos relacionados con la opresión de género en la Ciudad de México, y ha beneficiado a la población más pobre con pensiones para viejos y becas para jóvenes, los recortes presupuestales han tocado muchos programas que benefician a mujeres (guarderías, refugios y otros) y la actitud explícita y francamente hostil del presidente mismo ante el movimiento feminista y la creciente militarización del país van en nuestra detrimento. Ante esta situación, la derecha levanta hipócritamente demandas que han sido banderas de las feministas, creando confusión, y la ultraderecha ha continuado su campaña a favor de la familia y los valores tradicionales.

Claramente se ha vivido una nueva ola de ascenso en el movimiento (esto no está a debate). Existe una franca brecha generacional, pero también de clase: existe un sector institucionalizado (mujeres que están en puestos gubernamentales u ONGs), generalmente de mayor edad, que han logrado ciertos avances, sobre todo legislativos; otro sector, sobre todo universitario, es independiente y muchísimo más radical, con reticencias fuertes a tener una estructura general, pero con una gran capacidad de convocatoria y que lucha incesantemente contra cada incidente de violencia de manera aislada pero muy visible; y un pequeño sector de sindicalistas, fundamentalmente integrantes de las burocracias sindicales de electricistas, telefonistas y trabajadoras universitarias, que se ha forjado en una coordinación en la capital que se activa principalmente para convocar a marchas en días significativos para el movimiento de mujeres (8 de marzo, 25 de nov, etc.) mas no para otra cosa. Están creciendo los sectores de mujeres organizadas como mujeres, pero no en torno a demandas de género: las tradicionales cooperativistas (campesinas, especialmente), los grupos en defensa del territorio y el medioambiente, y los trágicos grupos de “madres buscadoras” en todo el país, que van a los campos buscando cadáveres de sus parientes, principalmente hijos e hijas, desaparecides en la guerra del narco, y que empiezan a exigir justicia y la presentación de sus seres queridos pública y políticamente.

Para responder a otras preguntas del cuestionario para este informe:  1) en general, las demandas centrales no son anticapitalistas sino que giran en torno a parar la violencia hacia las mujeres; 2) no hay una única organización nacional centralizada (las madres buscadoras dan señales de coordinarse; hay mucha comunicación desorganizada de las jóvenas, pero en las redes sociales y sin centralización ni coherencia en ningún debate; y las de ONGs e institucionales tienen un frente en línea que debate algo pero no activa); 3) relaciones internacionales son solo esporádicas; 4) si bien el 8 de marzo hemos visto mega-marchas en muchas ciudades desde hace varios años, no se contemplan paros nacionales excepto a manera de propaganda por parte un pequeñísimo sector (excepto en 2020, cuando parte de la derecha lo hizo posible, dándole el día a muchas mujeres trabajadoras el lunes 9 de marzo en instituciones y empresas, NO llamando a manifestarse, sino a quedarse en casa); 5) en general los sindicatos no participan ni levantan las demandas de las mujeres, y aún los que sí suscriben las demandas feministas, no movilizan a sus bases para luchar por ellas.

Existe una polarización en torno a las mujeres trans. Algunos grupos feministas consideran que las reivindicaciones de algunos grupos trans llevan al borrado de mujeres. Declarativamente, la mayoría del feminismo institucional, de ONGs y de sindicalistas, reivindican los derechos trans; sin embargo, las mujeres trans no tienen gran peso en la organización de la agenda del movimiento feminista.

Aunque las feministas reconocen y reprueban la situación de la triple opresión de las mujeres indígenas, quienes en su mayoría también son campesinas, y de las afromexicanas (éstas muy recientemente empiezan a visibilizarse identitariamente), el acercamiento entre feministas y movimientos de mujeres indígenas se ha dado principalmente sobre la violencia hacia las mujeres (feminicidios, violaciones, ataques con ácido…). Mujeres indígenas además se han organizado en torno a las desapariciones forzadas de familiares y desplazadas/os; con el acercamiento a movimientos feministas en busca de solidaridad, también algunas han empezado a asumirse como feministas al incorporar la problemática de la inequidad entre hombres y mujeres como causal de la violencia.

Otras organizaciones de mujeres indígenas se centran en la organización cooperativista y consideran alejadas de su realidad muchas de las demandas de la agenda feminista, por lo que no tienen nexos con los movimientos feministas.

De los pocos movimientos de mujeres campesinas, que además son indígenas, y que sí tienen una agenda feminista, se encuentran las zapatistas; enriquecido con el intercambio de experiencias con el movimiento de las mujeres kurdas. No obstante, es un trabajo focalizado en una región pequeña de México.

En el feminismo académico un debate importante es sobre la visión colonial o colonizadora del feminismo occidental (tradicional).

En cuanto a movimientos de derechos de mujeres migrantes, prácticamente son inexistentes. Tal vez porque, todavía, México es principalmente un país de tránsito y no de recepción de migrantes. 

El feminismo mexicano reciente está fuertemente identificado con los movimientos feministas latinoamericanos, especialmente de Argentina y Chile, en donde la ideología y práctica machista es muy similar. En esta región, las demandas más fuertes del movimiento feminista son el cese de los feminicidios y la violencia contra las mujeres, así como la legalización del aborto. Por lo que los lazos de solidaridad son casi naturales. Propagandísticamente también se hace solidario con las mujeres kurdas. Sin embargo, no hay un trabajo específico de solidaridad hacia movimientos de mujeres de otras latitudes.

El Movimiento Socialista del Poder Popular (MSP), recientemente fusionado, se encuentra en un proceso de emparejamiento de los trabajos de ambas organizaciones; estamos construyendo una estructura de mujeres al interior, que reivindique la agenda feminista y planeando un encuentro nacional interno para agosto.

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