Teoría: lgbti

Una propuesta desviada para un antifascismo queer

25/01/2024

Joana Bregolat

Militante de Anticapitalistes y miembro del Área de disidencias LGTBIQA+

Fuente: Viento Sur

El fascismo entra por el cuerpo. Esta idea que Noélia Ramírez y Begoña Gómez comentaron a finales de octubre en su podcast “Amiga date cuenta”[1]Podéis recuperar el episodio “Fascismo del cuerpo” del podcast Amiga Date Cuenta en: https://www.primaverasound.com/es/radio/shows/amiga-date-cuenta me atrapó, y me dejó dándole vueltas a cómo la explotación del cuerpo, su desposesión y sus fronteras de aceptación se reconfiguran entre medidores de deseabilidad y trends de redes sociales reproduciendo la idea clásica y esencialista de la pureza física. Cuestionar cuáles son las claves que constituyen hoy la idea de un cuerpo deseable y deseante, un cuerpo aceptable y habitable, un cuerpo con derecho a ser cuerpo, a ser reconocido como tal y con derecho a poder articular sus deseos, placeres y necesidades, no son preguntas que queden reducidas al marco de la antropología pop ni mucho menos: señalan cómo los sistemas políticos siempre están inscritos en el cuerpo[2]Warner, M. (1999). The Trouble with Normal. Sex, Politics and the Ethic of Queer Life. Nueva York: The Free Press.
Comprender esta dimensión corporal abre un campo político fértil para comprender la materialidad de cómo las disidencias queer habitamos espacios y desde dónde planteamos líneas de fuga para expandir un programa de ruptura con el capital más amplio y más allá del género. Es desde ahí, desde las relaciones sociales que atraviesan nuestra piel, que quiero aventurarme a hablar de un antifascismo queer.

Neoliberalismo, olas reaccionarias y otras turbulencias

La sexualidad en el capitalismo ha sido moldeada por los regímenes de acumulación capitalista, sus sucesivas crisis y reconfiguraciones. Cada desplazamiento, cada giro, impacta no solo sobre las relaciones de producción, sino también sobre las relaciones de reproducción generizadas que las sostienen de forma violenta –irrumpiendo y alterando radicalmente la relación con la tierra, los pueblos y las formas de trabajo–. Un impacto que da pie a nuevas configuraciones raciales y regímenes sexuales, y a las estructuras que las sustentan[3]Drucker, P. (2023). Desviades. Normalidad gay y anticapitalismo queer. Madrid: Sylone y Viento Sur.. Así pues, las relaciones materiales de producción y reproducción constituyen la matriz subyacente clave para entender cómo se articula la sexualidad en nuestra sociedad, desvelando las estructuras que perpetúan el régimen sexual capitalista actual.

El binarismo de género, la primacía de la función reproductiva del sexo, la estructura familiar nuclear patriarcal y la heterosexualidad obligatoria actúan como garantes de la triple exigencia de correspondencia entre sexo, género y sexualidad que funda el régimen cis heterosexual patriarcal capitalista. Esta formación cross-sex es una herramienta funcional del capital para asegurar su reproducción, que se encuentra estrechamente ligada a las relaciones y roles de género y, en definitiva, a la división sexual y transnacional del trabajo. Una formación que se encuentra en constante reconfiguración ante las crisis del capital, al igual que la configuración same-sex dominante actual. La construcción de un régimen homonormativo neoliberalizado moldea la sexualidad desde una tolerancia represiva sobre aquelles que desafían las categorías funcionales de la producción y reproducción del capital. Así, la adaptación y asimilación al cánon heterosexual, la guetificación, la conformidad de género, el homonacionalismo, el hiperindividualismo y la estratificación identitaria sobre las disidencias queer devienen sus herramientas para administrar, controlar, ordenar y regular las formaciones same-sex.

Las turbulencias del actual período de crisis múltiples, sucesivas y entrelazadas que atravesamos posiciona estos regímenes en un contexto de cambios rápidos y desconcertantes, de renegociación constante siempre a destiempo, dónde la sexualidad es más ávidamente impugnada y más intensamente controlada[4]Hennessy, R. (2000). Profit and Pleasure: Sexual Identities in Late Capitalism. Nueva York: Routledge.. Tras el caos que emerge de las turbulencias, surge un sentido del declive que refuerza discursos y prácticas políticas reaccionarias que abogan por mantener “el orden natural de las cosas” y agitan la fábrica de monstruos creando enemigos morales[5]Spina, C. (2023). Manifeste pour une démocratie déviante. Amours queer face au fascisme. Paris: éditions trouble. y fomentando pánicos identitarios. Y es que ante la el clima reaccionario y conservador que incita la duda de cómo tolerar una identidad sexual y/o de género que no es estable, unitaria y bien definida; de cómo ordenar una sexualidad múltiple, diversa, polimórfica y sin encaje perfecto en la reproducción de la nación; y de cómo aceptar cuerpos deseados y deseantes que rompan con la imagen pureza física y el cánon de belleza cis heterosexual patriarcal eurocéntrico, la extrema derecha se mueve a la perfección.

Una respuesta antifascista queer

Nuria Alabao sintetizaba el actuar político de la extrema derecha como “una política de vigilancia de fronteras”[6]Alabao, N. (2021). Ideas para una lucha LGTBI antifascista. CTXT. ante las reconfiguraciones de las relaciones sociales de producción y reproducción del capital. Una política violenta –racista, misógina y sexualmente reaccionaria– que se alimenta de estrategias homonacionalistas, de la estratificación identitaria y del hiperindividualismo presente en los regímenes sexuales actuales, y adopta un rol disciplinante ante cualquier impureza, cualquier salto, cualquier transgresión. No es una cuestión de protección ni de transformación, ni pasa por apuntar hacía una mejora de las condiciones de vida de la mayoría: su actuar parte de expresar su poder, de querer afianzarlo y de seguir teniendo la potestad de definir quién tiene derecho a qué y a quién le está permitido vivir y a quién no. Así, cuando la fábrica de monstruos de su política fronteriza señala a les marikes, les lokes, les rares, les migres, les diskes, les gordes, les putes, les feministes, les racializades y les queer, nos construye como ese enemigo a batir. Nos convertimos en esa vida sin valor y ese cuerpo a desposeer, deshumanizar y destruir. Y es que en esas vidas incómodas que hacen perecer todo aquello aceptable para a los ojos de reaccionarios y conservadores, reside el potencial de romper con sus normas de juego y construir de las ruinas del viejo mundo nuevos horizontes libidinales.

Todes aquelles monstruoses que nos situamos al otro lado de las fronteras de la extrema derecha, que amamos todo aquello que desprecia, somos atravesadas por un mar de violencias. Esta posición de choque constante configura un lugar estratégico para construir respuestas antifascistas, solidarias e internacionalistas, diversas y de clase, alejadas de la imagen de un movimiento de hombres cis blancos homogéneos. Un antifascismo que nos acerque les unes a les otres, que sea capaz de tejer redes cómplices y de recoger las experiencias de lucha de los movimientos feminista, antirracista, ecologista, sindical y LGBTIQA+. Que escuche, tenga memoria y voluntad de cuestionar (y cuestionarse), de ir más allá y plantear un programa de ruptura con el capital. Una respuesta que haga de la praxis revolucionaria una herramienta para liberar placeres y afectos, y educar el deseo.

Una respuesta antifascista queer no debe ser una cuestión meramente de aquellas que hemos sido nombrades monstruoses por la ola reaccionaria y conservadora, deber ser una dinámica medular que se sitúe en el sí de la lucha de clases. Debe ser capaz de navegar las contradicciones y las dudas para reconocernos entre camarades en la misma línea de defensa, y comprender que cuando avanzamos les monstruoses, avanzamos todes, y se multiplican las coordenadas desde dónde empezar a construir otros mundos posibles. Planteamos una propuesta que rompa los mimbres de la acción antifascista de nicho y haga de las luchas en defensa de unas vidas dignas –desde el movimiento por el derecho a la vivienda a las luchas por unos servicios públicos de calidad para todes, hasta los procesos de reconversión y planificación ecológica, los conflictos sindicales y la potencia feminista y antirracista– lugares donde expandir su mirada. Y es que puede ser que hablar de un antifascismo queer tenga mucho que ver con esbozar una política sexual racial que subvierta todo orden establecido y constituya la base para un anticapitalismo verdaderamente queer capaz de transformar la sociedad.

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Notas del artículo

Notas del artículo
1 Podéis recuperar el episodio “Fascismo del cuerpo” del podcast Amiga Date Cuenta en: https://www.primaverasound.com/es/radio/shows/amiga-date-cuenta
2 Warner, M. (1999). The Trouble with Normal. Sex, Politics and the Ethic of Queer Life. Nueva York: The Free Press
3 Drucker, P. (2023). Desviades. Normalidad gay y anticapitalismo queer. Madrid: Sylone y Viento Sur.
4 Hennessy, R. (2000). Profit and Pleasure: Sexual Identities in Late Capitalism. Nueva York: Routledge.
5 Spina, C. (2023). Manifeste pour une démocratie déviante. Amours queer face au fascisme. Paris: éditions trouble.
6 Alabao, N. (2021). Ideas para una lucha LGTBI antifascista. CTXT.
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