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ric Toussaint es un estudioso y militante de la política contemporánea y ha escrito varios libros sobre deuda externa y las instituciones financieras internacionales. Forma parte del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas, CADTM. El libro que reseñamos a continuación^[1]Publicado por El Viejo Topo, Barcelona, 2020 tiene como principal objetivo demostrar que había alternativas viables y efectivas a la crisis de Grecia en el 2015, que hubieran evitado el fracaso al que el pueblo griego fue conducido por sus dos principales líderes: el Primer Ministro Alexis Tsipras y el Ministro de Finanzas Yanis Varoufakis. Toussaint también señala con claridad las implicaciones de la experiencia griega para la izquierda europea y para los potenciales gobiernos radicales en el mundo.

El libro hace un recuento detallado de la crisis griega del 2015 en donde se combinan el análisis de los hechos con una perspectiva crítica, señalando en cada caso las falencias de la política, las consecuencias de las elecciones desacertadas y los posibles caminos alternativos que pudieron tomarse para evitar caer en la claudicación ante el Eurogrupo y ante las instituciones del capital financiero que actuaban de manera conjunta.

Antes que realizar un recuento o un resumen de los sucesos de la crisis griega narradas con mucha precisión en el libro trataremos de visibilizar las principales lecciones y consecuencias que se pueden extraer de la dolorosa experiencia griega para los procesos especialmente latinoamericanos en donde vivimos oleadas de gobiernos de izquierda en sus muy diversas variantes populares, progresistas y populistas.

Creemos que esta lectura es indispensable porque la crisis griega está lejos de ser un hecho particular. Por el contrario, a pesar de las especificidades de la situación, las preguntas centrales y sus posibles respuestas nos atañen a todos en un mundo globalizado y sometido al poder del capital financiero mundial y sus instituciones. Sobre todo, es indispensable combatir los discursos y las prácticas de estos gobiernos que terminan inclinándose ante el neoliberalismo con el argumento de que finalmente no hay otra alternativa viable que no sea la negociación con el poder capitalista mundial.

1. El gobierno de Syriza le dio la espalda a su propio programa que había servido para aglutinar a las masas detrás suyo y que tenía la intención de poner en funcionamiento una política radical destinado a salir de la crisis. Esta es claramente una constante en estos gobiernos en donde aquello que se promete en campaña y lo que realmente se llega a hacer se distancia cada vez más.

2. Se privilegiaron las largas, interminables y en su mayoría inútiles negociaciones con los acreedores y las instituciones europeas que finalmente impusieron su lógica financiera. Se tiene la consciencia de que el principal camino es la sala de discusiones, cuando claramente se entra en ellas en una posición de inferioridad.

3. Como contraparte de esta política se dejó de lado la movilización amplia, profunda, organizada y con un programa claro del pueblo griego, el que finalmente sufrió todo el peso de las medidas de austeridad salvajes que se impusieron. A la larga se tuvo más miedo al pueblo marchando por sus reivindicaciones e impulsando una transformación radical que a los burócratas de la Unión Europea.

4. Tsipras y Varoufakis no entendieron que la lucha contra el neoliberalismo está en íntima relación con el fortalecimiento de la democracia; esto es, con el gobierno directo del pueblo a través de los movimientos sociales y las organizaciones de los trabajadores del campo y la ciudad; así que optaron por una institucionalidad vacía de contenido que condujo a la derrota.

5. Había alternativa: este es el mensaje fundamental que deja la crisis griega y que sirve de lección para nuestros gobiernos. Esto significa que era posible suspender el pago de las deudas y que se podía hacer una auditoría para determinar en qué medida estas eran ilegítimas y no debían cederse a la voracidad del capital financiero. Por otra parte, señala Toussaint, se debió sanear los bancos y con estos fondos combatir la austeridad, con medida claramente sociales de privilegiar a las capas más desfavorecidas. También quedaba clara que las medidas con las que se amenazaba al pueblo griego de hecho ya habían sido implementadas y no podían ejecutarse nuevamente. El camino de la desobediencia era el único eficaz contra la Troika.

6. Dado que la crisis se desarrollaba en el marco de la Unión Europea la dimensión internacionalista de la lucha debió ponerse en primer plano, combinándola con la movilización nacional. Una poderosa oleada de solidaridad con el pueblo griego hubiera puesto en jaque al capital europeo y a sus instituciones; pero el gobierno de Syriza se mantuvo dentro de sus estrechos márgenes y a lo mucho consiguió declaraciones vacías de apoyo sin mucho impacto real. En un mundo con los niveles de globalización que vivimos el internacionalismo proletario no es un componente marginal, sino una pieza fundamental para garantizar el éxito de cualquier lucha.

La derrota de los proyectos populares crea el caldo de cultivo para el ascenso de la extrema derecha, los autoritarismos, el fascismo, tal como lo estamos viviendo a nivel mundial, con terribles consecuencias para los sectores populares que ven como las políticas neoliberales se profundizan junto con los programas xenófobos y militaristas.

7. Como hemos visto en diversas experiencias de gobiernos de izquierda en América Latina llegar al gobierno no significa tomar el poder. Ciertamente en varios procesos este proceso estuvo abierto, pero nunca se dieron los pasos necesarios para empujar el proceso hacia allá. Syriza simplemente llegó al gobierno y se puso de espaldas al pueblo. No se dio paso a la creación de instancias de autogobierno sostenidas por la movilización popular ni se comenzó la transformación de las instituciones para ponerlas al servicio de las masas. Muchos de estos gobiernos antes que apoyar la autoorganización de las masas han sido profundamente destructores de las organizaciones sociales a las cuales han golpeada, dividido, aislado.

8. Se desembocó en esta situación al no entender y actuar en consecuencia con la dinámica nuclear que era, sin lugar a duda, la confrontación entre burguesía y trabajadores; esto es, un proceso de lucha clases de una enorme magnitud, en donde Syryza -y en general estos gobiernos- se puso de lado del capital. Antes que instrumentos de liberación estos gobiernos de izquierda al claudicar se convirtieron en la última arma del capitalismo.

Es preciso leer detenida y cuidadosamente el libro de Eric Toussaint. Nos abre hacia la comprensión de cómo se dan efectivamente estos procesos de crisis nacionales dirigidos por gobiernos de izquierda. Rompe con el pesimismo y el sometimiento a los poderes del gran capital, muestra que SÍ hay alternativas populares, siempre y cuando no termina por claudicarse ante el capital financiero mundial, cuestión que desgraciadamente ha pasado ya demasiado veces.