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La democracia más allá de los votos

14/04/2021

Red Feminista Ecosocialista-Ecuador

El voto nulo es parte del juego democrático, que incluso está normado en el Código de la Democracia: si el voto nulo supera el 30% las votaciones, las elecciones podrían anularse. (Art. 147), es tan “moderno y formal” este sistema que abre las opciones de patear el tablero, de rayar la pared. Es en este estrecho margen que se movió el llamado a anular el voto, opción válida cuando no hay partido político en el que la población se sienta representada, por tanto es un derecho.

Acumular los sustratos

En el Ecuador el llamado a votar nulo desde organizaciones sociales y movimientos de izquierda no es novedad, el primer momento de imposición del modelo neoliberal hasta 1996 la bandera del voto nulo en las elecciones era asumida por muchos sectores sociales y movimientos políticos de izquierda, muchos de los cuales, confluyeron luego en la conformación del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik; el llamado a voto nulo fue parte del proceso de resistencia a la imposición del modelo neoliberal en el país durante la década de los 90.

La disidencia que se concreta en el voto nulo fortalece la capacidad de la sociedad de cuestionar el sistema democrático, en las últimas elecciones se evidenció el descontento con el modelo neoliberal y con el modelo neodesarrollista/progresista, los dos autoritarios y conservadores. La apuesta por el voto nulo rompe la dinámica de la “real politik” de ciertos sectores de izquierda que bajo el argumento de no quedar excluidos plantea participar en los gobiernos de turno, ¿acostumbrarse a negociar migajas de poder no es exclusión?

En el actual momento, marcado por la debilidad y fraccionamiento del tejido organizativo, -que resiente la imposición de un fraude electoral cometido en detrimento del candidato del movimiento indígena-, el llamado a unificar voces que rechacen estas elecciones carentes de legitimidad, es un medio para acelerar los procesos de reconstitución de una alternativa hacia la izquierda socialista, ecologista y feminista.

El voto nulo coloca un horizonte de autonomía colectiva, sitúa un correlato alterno al poder por fuera del “mal menor”, o “del no hay que quedarse por fuera”, discursos que al final del camino legitimarán la imposición de medidas de corte neoliberal, extractivistas, autoritarias y conservadoras. Anular el voto nos obliga a estar pendientes del quehacer político, de las medidas futuras, en suma nos politiza, no necesariamente adhiere a un partido político, pero si llama a estar pendientes de las medidas que toma un gobierno, porque esas medidas afectan nuestras vidas, por tanto se deja de delegar el poder en una papeleta.

Rosa Luxemburgo postulaba, que todo proceso de resistencia sirve de sustrato para las futuras luchas, recordamos su pensamiento en esta línea, el voto nulo lejos de ser pérdida o de ser causa de descalabro, es un sustrato más que suma en la tarea de disputar la conciencia de la gente, de volver a mirar horizontes utópicos, ir más allá de lo que dejan ver los muros neoliberales.

La configuración del voto de Lasso

El momento actual evidencia una peligrosa derechización de la sociedad ecuatoriana, expresada en imaginarios anti-izquierda, anti-socialismo, anti-comunismo, que han tomado fuerza en un escenario de polarización política. Parte de la votación de Lasso tiene su explicación en esta confrontación, pero no se puede dejar fuera el análisis del rol que cumple la alianza entre iglesias, medios de comunicación y grupos de poder económicos que han emprendido una cruzada conservadora y extractivista en América Latina y a nivel global, este factor también pudo incidir en la votación a favor de Lasso en provincias amazónicas y de la sierra.

Es necesario hacer lecturas que vayan más allá de los porcentajes electorales, un dato para analizar es que la votación por Lasso en el 2021 es menor de la que obtuvo en el 2017, a pesar de que en las últimas elecciones se incrementaron 180.000 votantes, cabe la pregunta ¿el nulo le dio la ganancia a Lasso?. Urgen análisis de las dinámicas que la gente establece en los procesos electorales, muchas veces lo que se da es un castigo, un llamado de atención, un grito desesperado, ¿de qué otra forma se puede leer la votación de las provincias amazónicas acechadas por la minería metálica?, en Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Pastaza y Napo, la votación de Lasso se triplica, situación contraria se observa en Orellana y Sucumbíos, provincias donde la extracción de petróleo es una realidad ya dada, en estas provincias la votación para Arauz es alta, en esta zona varios dirigentes de las nacionalidades indígenas mostraron su adhesión al correísmo. La historia enseña que las aceptaciones o rechazos en el ámbito electoral, en este país son móviles, a diferencia de otros países, en el Ecuador los mecanismos de ejercicio democrático -léase también las constituyentes- por lo general se acercan más a espacios de desfogue que de institucionalización a largo plazo. Considerando estos rasgos en la cultura política, el voto a favor de Lasso no es una adhesión permanente, tampoco habría sido para Arauz de haber ganado.

¿Perdieron las izquierdas?

Pretender instalar el discurso de que la izquierda perdió en estas elecciones no se corresponde con la realidad, si bien el correísmo en sus inicios asumió una agenda política construida por los sectores organizados del campo y la ciudad que resistieron a la imposición del modelo neoliberal, no puede dejar de reconocerse que este proyecto se quedó en el camino, que los discursos radicales no sustituyen las medidas económicas y políticas. Creer que el apoyo crítico a Arauz permitiría a las organizaciones sociales ejercer presión social es mentirse, se debe recordar, que la mayoría sino todos los sectores que llamaron a votar nulo, fueron parte o estuvieron cerca del primer momento de Rafael Correa. Apoyo crítico ya se hizo y de nada sirvió, la revolución ciudadana ha sido incapaz de abrir espacios de diálogo con espacios críticos a su proyecto político, por el contrario el camino ha sido el desprestigio, la exclusión, la división, la persecución. En todo caso, se abren posibilidades para que al interior del correísmo se revisen errores, no solo los de campaña, sino las estrategias utilizadas durante este tiempo, tarea que no es fácil, pues la tensión correísmo – anticorreísmo ha marcado de manera significativa a toda la sociedad, a los sectores organizados y también a sus miembros y aliados.

Es preciso reconocer la diversidad de sectores políticos de izquierda que durante esta década y media han impulsado la resistencia al extractivismo, reconocer aquellos espacios que luchan frente a la arremetida fundamentalista contra los derechos de las mujeres y la diversidad sexual, a los y las jóvenes que exigen libre ingreso a las universidades y posibilidades reales de empleo; organizaciones campesinas que impulsan la soberanía alimentaria y reclaman su derecho a la tierra y recursos naturales; organizaciones indígenas que no cesan su demanda de efectivizar la plurinacionalidad e interculturalidad en el quehacer cotidiano de la sociedad, y muchos más. Hoy más que nunca es necesario el reconocimiento respetuoso de las divergencias, este es un paso previo para identificar los puntos de convergencia.

De Sarayaku a Calpi … a fortalecer la resistencia

Diversas formas de resistencia se establecieron en esta coyuntura electoral, desde la negación al proceso electoral en el territorio amazónico Sarayaku -amparados en el mandato constitucional que reconoce los Derechos Colectivos-, hasta el voto castigo al extractivismo, pasando por el voto nulo, todas las resistencias son válidas, la tarea es hacer que confluyan en una agenda programática que reconozca las demandas que por décadas empujamos los movimientos sociales.

Con el 99,59% de votos escrutados, se mantiene un incremento del voto nulo, antes no registrado, el 16,25% a nivel nacional supera ampliamente el 6,31% que se dio en la segunda vuelta del 2017. Por supuesto, este % no es homogéneo, se requiere una lectura diferenciada, hay provincias donde el número de votos nulos supera o está a la par del segundo lugar ocupado por Arauz, este es el caso de Azuay, Tungurahua, Chimborazo, Cotopaxi, Bolívar y Pastaza.

Uno de los argumentos en contra del voto nulo, es que a más de no ser útil, no era viable, pero la lógica de la resistencia muchas veces va más allá de la lógica de lo útil y viable, el caso de la Junta Electoral femenina en la parroquia Calpi del Cantón Riobamba en Chimborazo, muestra que si es posible plasmar el descontento cuando la democracia cierra los caminos: los 84 votos nulos superan con creces los 46 votos a favor de Guillermo Lasso. ¿A estas mujeres indígenas también les van a decir que su voto nulo no es viable?

Es hora de bajar un poco los discursos disonantes con el descontento generalizado que vivimos los sectores más empobrecidos, no se trata solo de tener empatía, necesitamos un proyecto político común, donde la redistribución de la riqueza, el trabajo digno, el acceso pleno a derechos, el cuidado de la naturaleza y de los seres humanos sea la prioridad; no bastan discursos sino acciones concretas, queremos un quehacer político pintado de verdes, violetas, rojos, multicolores que respeten la diversidad y lancen lazos en los puntos de acuerdo, solo así podremos enfrentar el gobierno protofascista de Lasso.

Con la llegada de Lasso al poder se profundizará el modelo neoliberal que comenzó con Moreno, después de una década del modelo progresista extractivista, por eso es vital organizar la resistencia, hoy las organizaciones que resistieron al paquete neoliberal en los 90´s están frágiles, necesitan ajustarse a la realidad para rebrotar. Es preciso salir del lugar de la verdad única, reconocer que el tejido organizativo es heterogéneo exige respeto a las posiciones, tensiones, encuentros y desencuentros que tiene cada uno de los movimientos sociales; no se puede tolerar más intromisiones en el movimiento indígena, así como demandamos respeto a las dinámicas internas para el movimiento obrero, el movimiento feminista, el movimiento estudiantil y otros. En el país, cada movimiento tiene sus tendencias internas, unas afines a la izquierda, otras más ligadas a la institucionalidad estatal, otras incluso más cercanas a la derecha, en esa complejidad nos hemos movido los sectores organizados para no rompernos y sostener las arremetidas del poder.

Al interior del movimiento feminista está claro que la articulación no pasa por reconocimientos coyunturales, es trascendental colocar las bases de una nueva agenda antipatriarcal y antineoliberal que reubique las demandas de las mujeres más empobrecidas como prioridad, es necesario re-construir la alianza entre las mujeres del campo y la ciudad; reconociendo las demandas del feminismo liberal hay que dar el salto al feminismo popular y comunitario, solo entonces podremos abarcar los derechos de todas, todas, todas.

La defensa de la naturaleza es un imperativo para la continuidad de la vida misma, hoy más que nunca, amenazada con la imposición de proyectos extractivistas que van desde la minería a gran escala, extracción petrolera, hidroeléctricas, explotación maderera, hasta el agronegocio, pasando por la ganadería a gran escala y los monocultivos. No es posible sostener un modelo que se basa en la destrucción y contaminación de sus ecosistemas, mucho más cuando ellos cumplen un rol vital para la vida del planeta como son la amazonia, páramos, manglares, humedales entre otros. La amenaza permanente de despojo que viven los pueblos y nacionalidades indígenas, afrodescendientes, montubios y sectores campesinos debe ser repelida con la acción solidaria de las ciudades, el cuidado de la casa común en la que vivimos es tarea de todos y todas.

Esta votación histórica del nulo si bien no da cuenta de la alta votación que Pachakutik obtuvo en la primera vuelta, es expresión de un proceso importante que lleva adelante el movimiento indígena y sectores de izquierda. Pero más allá de lo electoral es importante retomar el legado de Octubre 2019, y el proyecto político del Parlamento de los Pueblos. La tarea hoy es buscar la unidad para enfrentar al gobierno neoliberal de Lasso que no va a dar respuesta favorables para la mayoría de la población que está atravesando una situación crítica con la pandemia, la crisis económica y ambiental; la falta de empleo, el incremento de la violencia hacia las mujeres y la inseguridad generalizada. Que además, junto a la desesperación y desilusión después de cuatro años de un nefasto gobierno marcan un escenario adverso. En ese campo tendremos que reconfigurarnos, reinventarnos las izquierdas, he ahí la tarea urgente.

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