Teoría: Imperialismo

Abajo los imperialismos, combatamos las guerras y la remilitarización capitalista

31/05/2022

Anticapitalistas

Sección de la IV Internacional en el Estado español

Fuente: Anticapitalistas

Resolución de Anticapitalistas

La inaceptable invasión del régimen de Putin contra Ucrania ha vuelto a traer la guerra a Europa y ha desatado una serie de tendencias presentes en el capitalismo. Esta resolución pretende dotarnos de un marco de análisis y de acción básico, de la forma más concisa posible, recogiendo una serie de posiciones producidas por los debates en curso en nuestra organización.

1.- La invasión del régimen de Putin contra Ucrania es una invasión imperialista, en la cual, una potencia regional estructurada en torno a un régimen oligárquico, nacionalista reaccionario y ultra-conservador trata de mantener su esfera de influencia mediante la guerra, estableciendo en sus contornos gobiernos afines mediante el ejercicio de un poder duro. Nos posicionamos sin ambages contra esta invasión y nos solidarizamos con el pueblo ucraniano.

2.- En esta guerra conviven al menos 3 factores que se entrecruzan, conformando un marco extremadamente complejo y lleno de dificultades. Por una parte, la invasión imperialista rusa impulsada por el régimen de Putin. Por otro lado, una guerra civil en una zona de Ucrania que ya dura 8 años, generada por una burguesía ucraniana portadora de un proyecto etno-nacionalista, incapaz de ofrecer un proyecto plurinacional, y azuzada por el intervencionismo ruso. Ambos sectores son co-responsables del fracaso de los acuerdos de Minsk. Por otro lado, un conflicto inter-imperialista entre bloques. EEUU, con la complicidad subalterna de la UE, trata de convertir el legítimo derecho del pueblo ucraniano a resistir en una guerra “proxy” (indirecta a través de terceros países) en un debilitamiento de Rusia, pero apuntando a China, con la intención de reforzar su rol de hegemón en el capitalismo global. Los envíos de armamento militar y las sanciones contra Rusia no son muestras de solidaridad con el pueblo ucraniano, sino que se enmarcan dentro de esta estrategia.

3.- Es obvio que el régimen de Putin no ha conseguido sus objetivos inmediatos en esta guerra: Ucrania ha resistido la invasión, apoyada en parte por el apoyo militar y financiero de las potencias occidentales, pero sostenida por la voluntad de la mayoría del pueblo. La guerra se estanca, se cronifica y tiene visos de prolongarse: ninguna de las partes parece capaz de dar una salida al conflicto.

4.- Nuestra posición en este conflicto se basa en tres principios socialistas fundamentales: la independencia de clase con respecto a los gobiernos capitalistas, la solidaridad internacionalista y el derecho de auto-determinación de los pueblos. En ese sentido, asistimos con preocupación a los efectos de la guerra tanto en Ucrania como en Rusia, y alertamos de que la prolongación de la guerra agudiza las tendencias más reaccionarias sobre el terreno, así como el peligro de una escalada nuclear y la extensión territorial del conflicto. El gobierno de Putin ha reprimido con fuerza a los sectores anti-guerra en Rusia y promueve un nacionalismo reaccionario y neozarista exacerbado, que busca cohesionar al país en torno a su camarilla oligárquica con el objeto de encuadrar a la población ante la crisis bélica. El gobierno de Zelenski ilegaliza a la oposición y fomenta los lazos de la burguesía ucraniana con EEUU, mientras persigue un modelo de nacionalismo ucraniano anti-plurinacional. En ambos países la extrema derecha se ha normalizado y aprovecha la dinámica de la guerra para fortalecerse.

5.- No hay duda de que ambos regímenes son adversarios de la clase trabajadora, las mujeres, las disidencias sexuales y de cualquier proyecto socialista. Un movimiento emancipador internacionalista debe luchar por una solución que recupere el horizonte de otro tipo de relaciones entre los pueblos: es decir, que ponga en el centro relaciones solidarias y fraternales entre el pueblo ruso y ucraniano, acabando con la opresión gran rusa sobre Ucrania y el intervencionismo de Estados Unidos y la OTAN en la región.

6.- En ese sentido, somos conscientes de que hay una serie de problemas contradictorios. Reconocer el derecho del pueblo ucraniano a resistir la invasión no puede suponer en ningún caso avalar el proyecto etnonacionalista excluyente de su dirección política, ignorar los lazos del gobierno de Zelensky con EEUU o hacer la vista gorda ante el auge de la extrema derecha. Lo mismo con respeto a Rusia: oponerse al expansionismo de la OTAN implica también el rechazo al régimen ultraderechista de Putin y a sus pretensiones de reconstruir su zona de influencia en torno a un orden imperial, que ayuda a aplastar revoluciones en Siria y revueltas obreras en Kazajistán, mientras impone una política anti-obrera y anti-movimientos LGTBI y feministas en el interior del país. En ese sentido, una tarea fundamental del socialismo internacional es reforzar a los sectores de izquierda en Ucrania y Rusia. Esta es la mejor forma de evitar una deriva todavía más reaccionaria y de generar alguna esperanza de cara al futuro. Nuestra campaña de solidaridad, modesta pero necesaria, ha aportado fondos a ambos sectores.

7.- Dicho esto, somos conscientes de la actual relación de fuerzas y proponemos un plan de lucha basado en una movilización popular a escala global para frenar una guerra desastrosa sobre las siguientes consignas:

  • Retirada inmediata de las tropas rusas de Ucrania.
  • Asegurar la libre determinación del pueblo ucraniano defendiendo su neutralidad y no alineamiento ante todos los imperialismos.
  • Derecho de autodeterminación para el Donbass bajo la supervisión de países no alineados en el conflicto.
  • Cancelación de la deuda externa a Ucrania.
  • Desmilitarización y desnuclearización de las fronteras. Fin del envío de armas por parte de países imperialistas.

8.- Esta guerra ha mostrado toda la hipocresía racista y colonial del capitalismo occidental. La UE acoge refugiadas ucranianas mientras cierra sus fronteras a la población de otros países. EEUU y la UE arman a Ucrania, pero se niegan a apoyar a la resistencia saharaui o Palestina. Nos solidarizamos plenamente con las personas refugiadas por culpa de esta guerra y extendemos nuestra solidaridad a todos los pueblos que sufren la guerra y la opresión, exigiendo al gobierno de nuestro estado que lleve a cabo una política consecuente.

9.- La guerra tendrá efectos brutales a escala global. Por una parte, las potencias imperialistas tratarán de reordenar el mundo a través de este conflicto. EEUU ha subordinado a Europa a su política y busca subyugarla económicamente a través de los hidrocarburos, exportando así su proceso inflacionario. Por otro lado, asistimos a una preocupante escalada remilitarizadora, que se concreta en la expansión de la OTAN (por ejemplo, en Suecia y Finlandia), en un drástico aumento del gasto militar y en una aceleración del desarrollo de las “fuerzas destructivas” que amenazan la vida en el planeta, profundizando así la dimensión ecológica de la crisis. También generará una crisis de suministros básicos en buena parte del mundo, que sufrirán especialmente los países más empobrecidos.

10.- Es una cuestión política central en este periodo luchar contra esta remilitarización de Europa, contra el drenaje de recursos sociales que esto supone y contra las políticas neo-imperialistas y racistas de nuestros gobiernos. En ese sentido, y como conclusión final: si los bloques capitalistas se preparan para la guerra, la clase trabajadora debe prepararse para la lucha contra la clase dominante. Debemos convencer pacientemente a la clase trabajadora de que merece la pena combatir contra el militarismo, ya que, en esta época de crisis, estará asociado a un fuerte deterioro, vía inflación, de las condiciones de vida de amplios sectores de la sociedad. Nuestra tarea es contribuir a ligar ambas cuestiones, construyendo un movimiento anti-militarista y contra la crisis lo más amplio posible.

11.- En ese sentido, el gobierno de coalición español ha asumido sin reparos la agenda remilitarizadora de la OTAN y ha anunciado fuertes incrementos en el gasto militar. Tanto el PSOE, como todos los sectores que componen actualmente Unidas Podemos, han asumido en la práctica esta agenda, que busca reforzar los vínculos del Estado Español con el bloque de la OTAN, como se ha reflejado no solo en la política con respecto a la guerra de Ucrania, sino también en la política vergonzosa llevada a cabo con respecto al Sahara o avalando la expansión de la alianza atlántica. El aumento del gasto militar y la subordinación a la política imperialista van de la mano y, pese a la retórica verde y social, la mayoría de los partidos de izquierda parlamentaria (UP, Bildu, Mas País, ERC) asumen y avalan esta política apoyando los presupuestos, formando parte del gobierno o, en otros casos, sosteniéndolo. Oponerse a la remilitarización imperialista en el Estado Español se concreta en oponerse a esta política de rearme que se lleva a cabo desde el gobierno, que drena recursos públicos, que es completamente opuesta a cualquier política ecologista y que se prepara para el conflicto entre bloques a escala global, exigiendo a los partidos de izquierda que rompan en la práctica con esta política, pero construyendo una posición independiente y un movimiento contra la guerra y las políticas que conlleva.

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