Teoría: Historia
Ante otro 25 de abril: Memoria, reivindicación y lecciones
25/04/2020
Manuel de la Rosa Hernandez
Militante de Anticapitalistas
Fuente: Poderpopular.info
“Portugal vivía hundido en la tristeza. Aislado de Europa, era un país provinciano y mezquino. Se ahogaban las ideas, se ordenaba obediencia a las mujeres, emigraban los audaces, los jóvenes morían en la guerra (en sus colonias, añadimos), se desesperaban los pobres, se aburrían los asistidos, los ricos se enriquecían. Los que se oponían eran perseguidos y encarcelados.” Francisco Louça
Se cumplen 46 años de la Revolución de los Claveles. Un hecho de gran calado histórico, exponente de la última revolución social del siglo XX en Europa. En la madrugada del 25 de abril de 1974 se inició un proceso combinado de insurrección de la tropa, acompañado en pocas horas y dias con el levantamiento popular, es lo que se conoce como revolución de los claveles, que dejaba atrás 50 años del régimen autoritario fundado por Salazar y que abrirá durante varios meses un proceso de efervescencia revolucionaria que llevó al protagonismo a amplias masas obreras y populares.
El marco histórico del régimen
La dictadura portuguesa se mantuvo tras las derrotas de las potencias fascistas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Se había iniciado en 1926 con una dictadura militar, transformándose en 1933 en el “Estado Novo”, lo que conocemos como salazarismo, por el papel a su frente de Antonio Oliveira Salazar, sustituyendo la dictadura militar por un régimen apoyado en instituciones civiles de corte fascista y una constitución que no cambió en esencia su carácter autoritario. António de Oliveira Salazar fue sustituido por enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano. Fue la dictadura más duradera del siglo XX en Europa, 48 años de duración La acción del PIDE, policia politica, completaba el cuadro de dominio de este régimen autoritario.
Con el triunfo del levantamiento militar fascista en el Estado español en abril de 1939, el salazarismo va a encontrarse con un aliado privilegiado en la Península Ibérica, la Dictadura de Franco. Por las alturas la colaboración de las élites económicas y de los respectivos regímenes fue muy estrecha, incluida sus respectivas policías políticas, la PIDE y la BPS.
Portugal sostenia un amplio dominio colonial en Africa, Asia y Oceania .en los que mantenia una guerra colonial en Angola, Mozambique, Cabo Verde y Guinea Bissau. Otras menores fueron anexadas pr India en 1961. Además, mantenia Timor Occidental y Macao, en China. Este pasado colonial marcaba la naturaleza del régimen.
El régimen entra en crisis
Portugal hasta aquellas fechas poseía un vasto dominio colonial. Laa mayoría de los países que fueron antiguas posesiones coloniales europeas ya se habían independizado a partir de los años 60. En las colonias portuguesas se dio una fuerte respuesta por la independencia, conformando amplios y potentes movimientos de corte nacional-popular, en cada una de ellas. El régimen salazarista responde con la guerra colonial, llegando a la movilización de doscientos mil soldados a tal objetivo.
En Portugal se vivía un ascenso de la lucha social, las luchas estudiantiles y obreras le echan un pulso al régimen. En los meses anteriores al 25 de abril hubo 100.000 huelguistas .
Todo estas situaciones desgastarán al régimen. Desde finales de los años sesenta, Portugal vivió un incremento de las luchas sociales. Las universidades estaban paralizadas o cerradas, la represión se cernió sobre centenares de estudiantes de enseñanza secundaria. Se asentaron formas de organización sindical independiente de las que saldría la Intersindical (lo que más tarde será la CGTP).
Las huelgas de 1968-1970 y 1973 no implicaron el derrocamiento del régimen. Fue otra ola de huelgas, como las de 1969 o 1962. Sin embargo, lo que fue cualitativo en 1974 fue el golpe militar dirigido por el MFA.
Los últimos intentos de reforzar la autoridad del Estado vinieron del interior del régimen, y resultaron en la formación de un campo político de pretensión neocolonial federalista, con fuertes relaciones con las potencias occidentales y con disposición a acometer la integración europea que fundarían los partidos de la derecha después del 25 de Abril: Centro Democrático y Social (CDS) y Partido Socialdemócrata (PSD).
Y llegó el 25 de abril
La situación social, política y económica se había agravado para gran parte de las capas populares, llevando el descontento a amplias franjas de la tropa y a que mandos intermedios militares dieran el paso de organizar el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) que contaba además con el apoyo de algunos altos mandos como Costa Gomes y de Antonio Spinola.
Grândola Vila Morena, es la canción que identifica a la revolución. La melodía sonó a las 00.25 del 25 de abril en Radio Renascença. Era la contraseña pactada entre los capitanes de abril, que la eligieron por su letra: “El pueblo es quien más manda” y “tierra de fraternidad”. En la hora siguiente a su emisión, unidades al mando de capitanes del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) se pusieron en marcha. El levantamiento militar del 25 de Abril no encontró resistencia relevante. El general Spínola recibió el poder de Marcello Caetano, que partió hacia el exilio.
El plan era dar un golpe de mano controlado de las fuerzas armadas, tomando las calles y los puntos estratégicos del país. Durante los acontecimientos se produjo un hecho imprevisto, al salida masiva a la calle de la población, desoyendo el llamamiento de quedarse en casa, ordenados por los sublevados. Esta incursión de las masas va a cambiar el sentido y naturaleza del 25 de abril. Esa irrupción de las masas populares supuso un cambio en la correlación de fuerzas.
En ese contexto se empieza a organizar los partidos tradicionales de la izquierda el PSP y el PCP, que solo tenían con anterioridad una presencia testimonial, pero también se empezaba a nuclear una izquierda radical, animada por aquel contexto de confrontación marcado por la lucha y la autoorganización obrera y popular.
Una revolución social en Europa nuevamente
Esta fue la última revolución social que se dio en Europa. El 25 de abril es el comienzo de una auténtica revolución social, ya no se trataba solamente de sustituir una dictadura por un estado democrático, las demandas iban más lejos, se luchaba por la igualdad social, levantando reivindicaciones para hacerla factible. El MFA pretendía la reconstrucción del estado y en esa orientación estaba también el Partido Comunista de Portugal (PCP) cuyo eje era lo que llamaban la reconstrucción nacional. Frente a la pretensión del PS y del PC de imponer el control y subordinación al MFA, amplios sectores del movimiento popular se reafirma en su autoorganización, radicalizando el proceso.
El auge de las luchas obreras arrastró a una parte del MFA hacia esas posiciones de ruptura, Contra este proyecto comenzó a surgir una dualidad de organismos de poder, una parte del MFA se escindió y se unió a esas estructuras de poder popular desde abajo. Esa autoorganización en comisiones de obreros, vecinos y, más tarde, soldados se fue generalizando. La entrada en escena de la clase obrera con sus huelgas o las ocupaciones de tierras y fábricas imprime un carácter revolucionario a ese proceso donde se arrancan conquistas a la burguesía como nacionalizaciones de sectores de la economía, reforma agraria o subidas de los salario.
Los intentos de Spinola de imponer el orden social con la represión se encontró con la falta de control efectivo de las fuerzas de coerción capaces de imponerla
Esta situación, en la que el nuevo poder burgués no es capaz de imponer su política, unido a la falta de presencia de la represión y a que sectores del propio MFA le hayan dado un guiño al movimineto de masas abrieron las puertas a la revolución social en Portugal en los siguientes meses. La guerra colonial se para por el cese de los combates entre los contingentes militares portugueses que se unen a las fuerzas de liberación anticoloniales. En la metropoli portuguesa se imponen derechos y libertades de facto, se extiende la democracia, se gana en la calle la libertad sindical, el derecho de huelga, el salario mínimo, la mejora de la jornada laboral
La revolución duró diecinueve meses, de abril de 1974 a noviembre de 1975. En ese proceso revolucionario se enfrentan dos fuerzas en el interior de Portugal, de un lado, una corriente que pretende estabilizar el orden burgués, en torno al Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) en la que participa el PCP y el PS. De ellas el más activo fue el PCP que se empeño en desmovilizar las huelgas “salvajes”, comprometiéndose a no levantar como prioridad política la salida de la OTAN, defendia la legitimidad del MFA frente a una asamblea constituyente que fuese elegida. El PS con Soares se alinea también en esa linea de diferenciación y desmarque de toda linea de autoorganización social y convirtió en eje de su propuesta electoral la reconstitución del poder de la burguesía y la plena integración en el Mercado Común europeo
La otra corriente es la de la democracia real, el protagonismo popular directo y la autoorganización de las masas, que se enfrentaron a unas necesidades urgentes y a la presión de la crisis. Los sectores auto organizados de la clase trabajadora que aprendieron en aquellos días a realizar la revolución, cuestionando con su accionar el sistema, tomando la propiedad capitalista, ya fuese, la de la tierra, la inmobiliaria o la industrial, aceleraron el proceso revolucionario. En ese ambiente de lucha fueron aprobados los decretos de la reforma agraria y de nacionalización de la banca.
Epilogo. El 25 de noviembre
Estas dos corrientes van a coexistir durante un año entero, un año que transforma el país en profundidad. Las elecciones del 25 de abril de 1975, no cerraron la confrontación. En estas primeras elecciones, de elevadísima participación, el Partido Socialista fue el más votado (38%). Considerando la votación del área comunista (PCP+MDP: 16,5%) y la izquierda radical (4%), los partidos de derecha (PSD+CDS: 34%) se quedaron a gran distancia. Sin embargo, los alineamientos políticos siguientes serían otros, definidos por la naturaleza del poder tras las elecciones, que durante medio año sería producto de una negociación entre el MFA y los partidos representados en la Asamblea Constituyente y en el Gobierno.. Por un lado existe un protagonismo político de sectores sociales movilizados, que llegaron a ensayar formas de “doble poder”. A pesar de su dinámica ascendente, este amplio sector estaba lejos de conseguir generar una dirección política revolucionaria que encontrara formas de alianza social y política mayoritarias y que correspondiera con la expresión autónoma de la iniciativa popular. Por otra parte, quien sí que se articuló y se unificó es el campo de la reacción, levantando la bandera del orden y la autoridad del Estado. .
El desenlace de esta confrontación llegará el 25 de noviembre, fecha del pronunciamiento militar que agrupa a la derecha política y militar junto con el PS bajo el mando de Eanes (“grupo de los nueve”), el cual llegaría a presidente de la República con esos apoyos, el PCP fue aceptado en ese consenso. El PCP tachará en su periódico Avante de idealistas a quienes peleaban por organismos de poder popular en oposición al poder militar y gubernamental. Ya derrotado, este sector de “ilusos idealistas” se expresará todavía en las elecciones presidenciales de 1976, reuniendo el 16% de los votos en la candidatura del teniente-coronel Otelo Saraiva de Carvalho, más del doble de los obtenidos por el candidato del PCP, Octavio Pato. El Estado rehace a la burguesía portuguesa Los años siguientes al período revolucionario fueron los de la reorganización de las condiciones de producción, sobre el marco de las relaciones de fuerzas provocado por la Revolución y de la concreción en ley de algunas de las “conquistas” del proceso.
El largo aliento de aquel 25 de abril durará aún algunos años más en el mantenimiento de importantes conquistas sociales, políticas y económicas. Las lecciones de la revolución portuguesa deben conformar el legado de las explotadas y oprimidas en Europa en el camino a futuras transformaciones democráticas y revolucionarias.
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