Considerando que:

• La victoria de Lula es de gran importancia para la lucha democrática en Brasil y América Latina contra el neofascismo y la extrema derecha en general. Derrotamos una manipulación muy fuerte de la máquina estatal nunca vista después de la dictadura militar-empresarial y a la fuerte estructura de manipulación de la información a través de noticias falsas, la instrumentalización política completa de prácticamente todas las grandes iglesias evangélicas y parte del sector más conservador de la iglesia católica, la miríada de grupos fascistas e incluso neonazis, parte minoritaria de los grandes medios de comunicación,  los chantajes de los militares, la mayoría de la élite política de derecha expresada en el «Centrão» y una parte significativa del gran capital que estuvo directamente involucrado en la campaña, desde la financiación hasta el acoso político a sus empleados.
• Fue una gran victoria político-electoral que, sin embargo, no se ha completado, porque todavía nos queda la disputa por la garantía de posesión. Por otro lado, gran parte de la base de apoyo social y político de Bolsonaro y la extrema derecha continúa tomando medidas, habiéndose preservado política, ideológica y estructuralmente, además de haber ganado algunos espacios institucionales en ejecutivos y parlamentos.
• Por lo tanto, gran parte del espacio de la derecha hoy ha sido ocupado por la extrema derecha, defensora de un proyecto autoritario vinculado al neofascismo, como hemos desarrollado en otras resoluciones. Bolsonaro sigue siendo el principal líder de este campo, con fuerza política y electoral para sobrevivir políticamente, luchando por no ser condenado y encarcelado por sus crímenes y así poder buscar una nueva candidatura en 2026.
• La victoria de Lula generó una sensación de alivio y esperanza en una parte significativa del pueblo trabajador y en sus vanguardias sociales y políticas, especialmente aquellos que apoyaron y votaron por su candidatura.
• Al mismo tiempo, esto también genera cierta tolerancia para una táctica de «supervivencia» y paciencia al comienzo del gobierno. Algunos sectores tienden a movilizarse para defender la legalidad democrática e incluso algunas disputas, como la recomposición presupuestaria, para garantizar recursos para ayuda de emergencia, educación, salud y otros.
• Pero la tendencia general es la confrontación central a la extrema derecha y de poca disposición inicial, dada la fuerza del bolsonarismo, las acusaciones de mayor intensidad o la confrontación con el gobierno que jurará.
• Pero el gobierno de Lula no será de izquierdas. Será un gobierno de conciliación de clases con la hegemonía del gran capital -especialmente el capital financiero- y deberá aplicar políticas macroeconómicas en interés de estas fracciones -y con amplia participación e influencia de la élite política de la derecha burguesa tradicional.
• La tendencia es que hay una gran dificultad para garantizar los intereses de la clase obrera y los oprimidos, que están en contradicción con los intereses del gran capital brasileño e internacional, lo que requerirá la lucha, la presión y la movilización de los sectores populares. Esto incluye la lucha por la derogación de todas las privatizaciones y reformas sociales, laborales y de seguridad social que son antipopulares.
• Incluso con nuestra decisión de no participar en el gobierno, desde un punto de vista social más amplio, más allá de las categorías y sectores en los que operamos, seremos vistos por algún tiempo como parte del gobierno.

Teniendo en cuenta los aspectos enumerados anteriormente, el CNAPS resuelve:

• La Acción Popular Socialista – APS/PSOL tendrá una posición de  independencia del gobierno de Lula/PT. Esta posición será defendida en el PSOL y con los movimientos sociales y deberá materializarse en las siguientes acciones, iniciativas y propuestas:

1. Luchar por la garantía de la toma de posesión de Lula y contra las manifestaciones de carácter golpista ahora y durante su mandato. Con la gente organizada y en las calles.
2. Contra la participación del PSOL en el gobierno y en el propio comité de transición.
3. Apoyo a medidas favorables a los derechos de las personas, las libertades democráticas y la soberanía nacional.
4. Defender los derechos sociales que no han sido destruidos, luchar para recuperar los derechos perdidos y disputar las medidas de emergencia para combatir el hambre, el desempleo y la eliminación de los servicios públicos, especialmente en las áreas de salud, educación y seguridad alimentaria.
5. Combatir posibles violaciones de derechos, la dilación de la derogación de las privatizaciones y las reformas antipopulares y antinacionales llevadas a cabo por gobiernos anteriores. Luchar por una amplia «derogación» de todas las decisiones antipopulares de los últimos gobiernos, estableciendo prioridades a corto y mediano plazo.
6. Luchar por la investigación y el castigo de Bolsonaro, sus familiares y aliados por todos los diversos crímenes que cometieron.
7. Actualización y reenvío de nuestra Plataforma de Emergencia para competir en el movimiento de masas y la institucionalidad estatal.
8. Ajustar nuestra posición ante el nuevo gobierno de acuerdo a su progreso.
9. Realizar en los colectivos de sindicatos, jóvenes, mujeres, negros y negras, populares y otros un debate sobre cómo actuaremos en los movimientos sociales ante este nuevo escenario. Esta es la cuestión de los debates sobre nuestros espacios de articulación y acción política.
10. Mantener la defensa y propaganda del programa democrático y popular, antiimperialista, antimonopolista, antiterrateniente, democrático radical, ecosocialista y contra todas las opresiones, bajo la hegemonía de los trabajadores y hacia el socialismo.

CNAPS, 5 de noviembre de 2022

Coordinación Nacional de Acción Popular Socialista – APS/PSOL